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Un mundo en permanente cambio

El cambio es una constante en el universo y es el nervio impulsor de la evolución. Las fuerzas geológicas, el clima y los fenómenos naturales son algunos de los factores que han condicionado nuestro desarrollo en el pasado y seguirán haciéndolo. Pero desde hace un tiempo, los seres humanos nos hemos convertido en agentes y catalizadores de nuestra propia transformación produciendo formidables cambios en diversos ámbitos que incluyen el mundo laboral junto con los espacios de trabajo. Analizaremos la dinámica de los procesos que nos trajeron hasta aquí para ayudarnos a comprenderlos mejor y poder actuar en consecuencia

A lo largo de la historia, el hombre ha debido enfrentar activamente los desafíos de su entorno físico y de su naturaleza biológica –desastres naturales, inundaciones, sequías, terremotos, tormentas, enfermedades y accidentes–, adaptándose para sobrevivir en un entorno siempre dinámico. Pero a medida que fueron desarrollándose sus habilidades cognitivas, la creatividad y la curiosidad lo condujeron al descubrimiento de nuevos horizontes, deviniendo en agente de su propio cambio.

Sin embargo estos cambios que se han producido a lo largo del tiempo en todas las culturas y civilizaciones proceden de una innumerable cantidad de factores, incluido el hombre. Porque lo cierto es que no somos simples espectadores sino que, al introducir nuevos dispositivos, nuevas técnicas, nuevos valores y nuevos patrones en las relaciones interpersonales participamos como vectores activos de las transformaciones que se producen en la estructura social.

Hoy, la explosión demográfica no tiene precedentes –la población mundial se ha triplicado desde mediados del siglo pasado – y cada vez hay más personas viviendo en grandes concentraciones urbanas. Con la masificación de Internet, el acceso a la información quedó a tan solo un clic de distancia, acercando nuevas ideas y conocimiento a muchas más personas. El mundo se redujo a una experiencia interconectada y nunca antes el ritmo de la innovación se aceleró tanto, inundando nuestras vidas con nueva tecnología y nuevos estilos de vivir, de trabajar y de comunicarnos.

Los factores del cambio

A continuación, describiremos algunos de los factores que están impulsando los cambios en la forma de trabajar y en el espacio de trabajo, los cuales seguirán transformándose y evolucionando. Sin embargo, no hay que perder de vista que todos estos elementos forman parte de un sistema complejo, un intrincado mosaico donde cada uno está en íntima relación con el resto.

  • LA TECNOLOGÍA

La tecnología actual ha ampliado enormemente nuestra capacidad para analizar información y comunicarnos; nos ha permitido explorar el espacio exterior, conectarnos instantáneamente en cualquier parte del mundo donde estemos y acceder a enormes cantidades de información. Pero más allá de estos logros, lo cierto es que ha cambiado profundamente nuestra forma de vida.

La importancia de estas nuevas tecnologías como vector de cambio –que incluyen las computadoras personales, los satélites de comunicaciones y posicionamiento global, Internet, la Inteligencia Artificial y una variada gama de aplicaciones, medios y dispositivos electrónicos– va mucho más allá de la herramienta misma; influye en la manera en que vivimos, trabajamos, pensamos y nos relacionamos.

La tecnología ya es omnipresente en la mayor parte de las empresas y está acercando soluciones innovadoras que están transformando los procesos de una amplia gama de sectores que van desde la salud y la educación hasta el transporte, la logística, el comercio, la banca y las nuevas formas de trabajo, entre muchos otros.

En los próximos años, la cantidad de conexiones a Internet también crecerá exponencialmente. Actualmente, hay más de 7.800 millones de conexiones móviles –sin contar Internet de las Cosas– lo que representa una penetración del 102 por ciento en relación con la población mundial. Para el año 2022, Cisco estima que habrá 12.300 millones de dispositivos móviles conectados que excederán en un 50 por ciento la población proyectada de 8.000 millones de personas en todo el mundo para ese momento.

El crecimiento explosivo de la conectividad con la que cuentan todos nuestros dispositivos nos llevará a una nueva era de comunicación ubicua que cambiará la forma en la que vivimos y trabajamos. Pero a pesar de la difusión de tecnologías cada vez más inteligentes, los estudios sugieren que la fuerza de trabajo humana seguirá teniendo una ventaja comparativa en términos de inteligencia social y creatividad. Es por esto que la estrategia de desarrollo de los trabajadores deberá centrarse en mejorar estas habilidades de modo que complementen las tecnologías informáticas en lugar de competir con ellas.

  • LA GLOBALIZACIÓN

La globalización significa, ante todo, una mayor integración de los mercados, de las regiones y de las culturas; un mayor flujo de productos y capital alrededor del mundo, el acortamiento de las distancias geográficas y la velocidad con la que fluye la información entre los países, entre las empresas y entre las personas, lo cual permite agilizar los negocios.

En este nuevo escenario en el que la tecnología permite una comunicación instantánea con cualquier parte del mundo, el cambio social es inevitable debido al contacto intercultural y sus efectos resultantes de difusión y nivelación, procesos a través de los cuales las culturas se vuelven casi similares a medida que la globalización avanza.

Hoy, las empresas ya no están aisladas sino interconectadas. La posibilidad de compartir habilidades y recursos a través de prácticas como el crowdsourcing, por ejemplo, será más importante que los recursos y las habilidades en sí mismos. Las organizaciones estarán cada vez más distribuidas espacial y organizativamente debido a la externalización de funciones que no están comprendidas en el core business de la empresa, al traslado hacia locaciones periféricas y a la omnipresente necesidad de reducir los costos. El outsourcing y el offshoring serán tendencias cada vez más comunes.

Las empresas elaborarán sus estrategias de gestión y operaciones como una entidad global que ubica personal en cualquier parte del mundo, teniendo en cuenta el costo, las habilidades y el entorno de negocios más favorable, e integrando las operaciones horizontal y globalmente. En este esquema el trabajo fluirá hacia las locaciones más convenientes en términos de eficiencia y calidad.

El fenómeno de la globalización, junto con los nuevos hábitos de consumo tecnológico, cambiarán cada vez más el concepto de oficina.

  • LA REDISTRIBUCIÓN TERRITORIAL

Actualmente, más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas. El rápido crecimiento de las ciudades ha conducido a una redistribución demográfica a gran escala durante los últimos 30 años. Según datos de las Naciones Unidas, en los próximos años se espera un incremento sin precedentes: la población urbana mundial se ubicará en un 68 por ciento para 2050. Pero en América Latina y el Caribe, que actualmente cuentan con un 81 por ciento de su gente viviendo en las ciudades, esa cifra trepará al 90 por ciento.

En estas urbes colapsadas, viajar de un lugar a otro en ciertos horarios será prácticamente imposible . Y cuando tome horas trasladarse a la oficina o a una reunión, será imprescindible un cambio radical en la forma en la que trabajamos. Entraremos, entonces, en la era del trabajador nómada, el cual se moverá de acuerdo con su conveniencia, provisto con su propia tecnología para poder conectarse en cualquier momento y desde cualquier lugar. El trabajo virtual será un hecho en la vida de la mayoría de las personas y los límites entre la vida profesional, familiar y social se irán desdibujando.

El trabajo se realizará cada vez más en ‘terceros lugares’ ubicados entre la casa y la oficina. Un nuevo conjunto de espacios dentro de las estaciones de transporte, bares, hoteles, bibliotecas, clubes y oficinas satélite, estarán disponibles para trabajar cerca de donde la gente vive.

  • LOS CAMBIOS EN LA FUERZA LABORAL

La diversidad generacional que actualmente presenta el lugar de trabajo constituye un reto para las organizaciones ya que resulta cada vez más complejo el desarrollo de estrategias destinadas a satisfacer las distintas expectativas y necesidades de cada grupo. Y a medida que las nuevas generaciones van accediendo al mundo laboral y se aceleran los cambios sociales también cambian los valores y la forma en que se concibe el trabajo.

Actualmente –de acuerdo con un informe publicado por Bank of America Merrill Lynch –, la  generación de los Millennials (nacidos entre 1980 y 2000) representa, junto con la de los recién llegados Centennials (nacidos después del año 2000), nada menos que el 59 por ciento de la población mundial. La publicación estima que, para 2020, los jóvenes de estas dos generaciones constituirán el 60 por ciento de la fuerza laboral. Los valores más instalados entre ellos son la diversidad, la sostenibilidad, la globalización y el espíritu emprendedor. Sin embargo, es la tecnología –y el uso que hacen de ella– la característica que mejor los define.

En poco tiempo, el envejecimiento de la fuerza laboral también será un tema importante en todas las sociedades. El número de trabajadores mayores aumentará rápidamente porque a medida que aumenta la edad de la jubilación las personas permanecen activas durante más tiempo. Para ello será necesario un replanteo sobre cómo se promueve, se motiva y se compromete a las personas de las distintas generaciones.

Los cambios en la fuerza de trabajo también incluyen la mayor participación de las mujeres. El sexo femenino representa hoy por hoy aproximadamente el 50 por ciento de la fuerza laboral y no solo eso: actualmente el 60 por ciento de los graduados en las universidades de los países desarrollados son mujeres. Promover un balance saludable entre la vida profesional y familiar será una de las claves para retener a estos talentos femeninos que no resignarán fácilmente su presencia en la crianza de los hijos, tarea a la cual también se han sumado los hombres, asumiendo un rol más activo.

En este nuevo entorno económico de inestabilidad e incertidumbre, el tradicional ’empleo de por vida’ también ha perdido vigencia. Las perspectivas y las expectativas de los trabajadores hacia el trabajo también han cambiado. Está surgiendo una nueva tendencia hacia el aprendizaje continuo, el desarrollo personal y profesional, y una mayor conciencia y necesidad de balance entre el trabajo y la vida personal que obligará a las organizaciones a la introducción de nuevas políticas.

 

LA MUJER EN EL TRABAJO
La cantidad de mujeres que hoy participan en el mercado laboral no tiene precedentes. Según un reciente informe de la OIT, los últimos años han sido de gran avance para la mujer en el mundo del trabajo y para la igualdad de género en la sociedad. De acuerdo con el documento, la participación femenina en el mercado laboral mundial es del 48,5 por ciento, 26,5 puntos más baja que la de los hombres. En América Latina esta tasa se ubica en torno del 51,5 por ciento, no muy lejos del 51,7 por ciento de Europa, y se espera que la tendencia siga en aumento por lo menos hasta 2021.

Buena parte de esta mejora puede atribuirse a que en muchos lugares del mundo, los logros académicos de mujeres y hombres son similares (según datos de la UNESCO a nivel global, las mujeres obtienen el 53 por ciento de las licenciaturas y el 55 por ciento de las maestrías) y a que las pautas sociales con respecto a la participación de la mujer en el mundo del trabajo son hoy menos restrictivas. Pero a pesar de estos avances, la diversidad de género en algunas actividades y en los puestos de liderazgo aún no ha logrado alcanzar un nivel de igualdad, ni en la participación laboral ni en el salario.

Con respecto a la brecha salarial, se observa una disminución de la misma en la mayor parte de los países de la región. En promedio, las mujeres pasaron de ganar el 59 por ciento del salario masculino en 1990 al 78 por ciento en 2010. Sin embargo de continuar este ritmo, aún harían falta más de 75 años para cerrar la brecha.

 

  • LA DEMANDA DE SUSTENTABILIDAD

La gente tiene cada vez mayor conciencia del impacto que las actividades humanas tienen sobre el medio ambiente y las empresas se han hecho eco de esta demanda incorporando políticas activas en cuanto a la responsabilidad que les compete en este aspecto. Esta tendencia, que ya se encuentra instalada, hará que la demanda se incremente con el tiempo y que nuevos metros verdes se incorporen al mercado en los próximos años.

Con el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, la creación de entornos de trabajo flexibles aparecerá como la solución más sostenible para que las organizaciones puedan satisfacer sus necesidades de crecimiento sin tener que aumentar el espacio necesario para sus operaciones. Usar menos espacio (o no aumentar la superficie ocupada) es una manera sumamente efectiva de reducir al mínimo el impacto ambiental de una organización. Un edificio que ocupa menos espacio significa menos uso de energía, menos emisiones de carbono, menos residuos y menos consumo de recursos naturales.

Además, con la adopción de prácticas tales como la utilización de ‘energías limpias’, el uso eficiente del agua y la energía, el aprovechamiento de la luz solar y la ventilación natural, el empleo de materiales producidos con baja emisión de carbono, el uso de maderas certificadas, la disminución en la utilización del papel, etc., se podrá minimizar el impacto del entorno construido.

Si a esto le sumamos que una parte de la fuerza laboral puede realizar sus tareas de manera remota, se podrían evitar los desplazamientos diarios hacia el lugar de trabajo con el consiguiente ahorro de energía en transporte y disminución de la polución ambiental. El transporte consume el 60 por ciento del petróleo extraído en todo el mundo y genera diferentes tipos de emisiones contaminantes, siendo el CO2 el principal causante del cambio climático que se está produciendo en el planeta. De esta manera, se contribuye con los criterios de sustentabilidad.

¿Por qué importan estos procesos de cambio?

Hoy, el cambio ha devenido en regla y la estabilidad es la excepción, por lo que las acciones estructuradas y previsibles para intentar reducir la incertidumbre sobre el futuro ya no son efectivas. Pero aunque sabemos que el futuro es el resultado de situaciones desconocidas e imprevisibles que dependen de una gran cantidad de factores, aún podemos prever algunas tendencias y diseñar acciones efectivas. Se trata de comprender la dinámica de los procesos que nos trajeron hasta aquí para planificar mejor hacia el futuro.

Y aunque es sabido que la predicción habla más de nuestro presente que del tiempo por venir, podemos anticipar que el acelerado desarrollo tecnológico favorecerá la consolidación de nuevos estilos de trabajo móvil y flexible, y que la oficina tradicional se irá transformando en un espacio de colaboración que apoyará la movilidad de los empleados y facilitará diversos ámbitos en múltiples locaciones.

El trabajo en equipos virtuales ubicados alrededor del mundo crecerá en importancia. Como resultado, las compañías se transformarán cada vez más en una compleja red de empleados, proveedores y clientes dispersos geográficamente. Las costosas reuniones cara a cara se reemplazarán con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación y crecerán alternativas tales como el coworking, los terceros espacios, el home office, etc. La mayor parte de los Headquarters tenderá a desaparecer dando paso a empresas con múltiples sedes en distintos lugares y con tiempos de acceso más convenientes para los trabajadores, dentro de un radio menor a 15 minutos.

Con la llegada de las nuevas generaciones, el aumento en la disponibilidad de la tecnología y de la movilidad de la fuerza laboral, las modalidades de trabajo flexibles y los freelancers se establecerán como una tendencia cada vez más consolidada. Muchas empresas comenzarán a reducir la superficie de sus oficinas y a aumentar la inversión en herramientas de colaboración basadas en Internet a fin de facilitar el acceso a los recursos corporativos dondequiera que su fuerza laboral los necesite.

La oficina se irá reduciendo y dejará de ser solamente un espacio físico para convertirse en un espacio físico y virtual; será un lugar destinado al trabajo colaborativo, la interacción y la coordinación con los equipos de trabajo.

 

Referencias:

BANK OF AMERICA MERRILL LYNCH (2016): “Thematic Investing: New Kids On The Block – Millennials & Centennials Primer”.

CEPAL, FAO, ONU Mujeres, PNUD, OIT (2013): “Trabajo decente e igualdad de género. Políticas para mejorar el acceso y la calidad del empleo”. Informe Regional.

CISCO (2019): “The Cisco Visual Networking Index (VNI) Global Mobile Data Traffic Forecast Update”.

EVANS, D. (2011). “L’Internet des objets: Comment l’évolution actuelle d’Internet transforme-t-elle le monde?”. Cisco.

FRIEDMAN, T. (2006): “La tierra es plana. Breve historia del mundo globalizado del siglo XXI”.

MUTEKWE, E. (2012): “The impact of technology on social change: a sociological perspective”. Journal of Research in Peace, Gender and Development.

ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (2018): “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Avance global sobre las tendencias del empleo femenino”.

ROMERO, A. & VERA-COLINA, M.A. (2011): “La globalización posible: límites y alternativas”. Cuadernos de Economía.

UN DEPARTMENT OF ECONOMIC AND SOCIAL AFFAIRS (2018): “World Urbanisation Prospects 2018”.

http://countrymeters.info/es/World

https://www.worldbank.org/en/topic/digitaldevelopment/overview

https://datareportal.com/reports/digital-2019-global-digital-overview

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