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Internet de los cuerpos

Con el cambio de milenio comenzó a popularizarse el concepto de Internet de las Cosas (IoT), una red en la que los objetos del mundo físico se conectan a Internet a través de sensores ubicuos. Hoy, los constantes avances tecnológicos están difuminando cada vez más las fronteras entre el cuerpo humano y los algoritmos, marcando el comienzo de una nueva era: Internet de los Cuerpos (IoB por su nombre en inglés, Internet of Bodies). Así, el cuerpo humano se está convirtiendo en una nueva plataforma tecnológica.

IoB consiste en un ecosistema de sensores conectados a Internet que recopilan datos biométricos y que, al mismo tiempo, pueden alterar la función del cuerpo. Incluyen instrumentos de uso médico, de seguimiento de estilo de vida y estado físico, y otros dispositivos de consumo integrados o conectados al cuerpo que se implementan en una variedad de escenarios: sanitario, empresarial, educativo y recreativo[1].

Con la creciente adopción de estos dispositivos, las enormes cantidades de datos biométricos que se recogen y almacenan en La Nube podrían ayudar a mejorar no solo la atención médica preventiva, sino también a aumentar la productividad de los empleados y a alentar a las personas a convertirse en participantes activos de su propio bienestar.

No obstante, IoB plantea grandes desafíos para la gestión de la privacidad y la seguridad de esta información altamente sensible. Porque lo cierto es que las vulnerabilidades y los riesgos de ataque cibernético a estos dispositivos existen y son reales. Tan es así que, en 2013, el exvicepresidente de los EE.UU., Dick Cheney, reemplazó su desfibrilador con conexión WiFi por uno sin dicha capacidad. Se temía que pudiera ser atacado con una descarga eléctrica si alguien pirateaba el dispositivo.

Pero, ¿qué consecuencias tendrá todo esto en el mundo del trabajo?

La integración de los datos biométricos con la información proveniente de los sensores del edificio puede ayudar a crear un espacio de trabajo más confortable y saludable. Será una oportunidad única para mejorar la salud y el bienestar de los colaboradores y, al mismo tiempo, aumentar la productividad de la empresa.

‘En el futuro, los espacios colaborativos de las oficinas estarán guiados por los datos.’ Gabriel Gurovich, Experto en tecnología y disruptor de empresas | Presidente de Cuponatic LATAM.

Sensores para todos los gustos

Aunque no existe una definición universalmente aceptada sobre qué es un dispositivo de IoB, éste se puede definir como un instrumento que recopila datos biométricos o de salud generados por las personas, que es capaz de conectarse a Internet a través de redes móviles, Wi-Fi, Bluetooth, etc., y que puede alterar la función del cuerpo humano[2].

Estos componentes suelen requerir una conexión directa con alguna parte del organismo: se usan, se ingieren, se implantan, se adhieren o se incrustan en el cuerpo, ya sea de manera temporal o permanente. De acuerdo con su ubicación se los puede clasificar de la siguiente manera:

→ Externos: son dispositivos portátiles que pueden monitorear parámetros fisiológicos tales como el ritmo cardíaco, la ventilación, los patrones de sueño, etc. Constituyen la categoría de más rápido crecimiento gracias al uso de los brazaletes de fitness y los relojes inteligentes. Algunos estudios estiman que, en cuanto a su penetración y adopción masiva, los wearables estarían a  la altura de la revolución que, en su momento, ocasionaron los smartphones[3].

Pero la neurotecnología también proporciona dispositivos más sofisticados –desde gorras y chalecos hasta muñequeras y anteojos– que pueden medir los niveles de fatiga y el estado de alerta de los usuarios, una característica especialmente útil en pilotos de aerolíneas y conductores de vehículos de transporte para mejorar la seguridad en los viajes[4]. No obstante, también existen desarrollos orientados al mercado de consumo basados en la estimulación transcraneal cuyos resultados aún se encuentran en discusión por tratarse de una tecnología experimental.

Otras innovaciones incluyen los parches electrónicos flexibles de aplicación transdérmica para la monitorización continua de los signos vitales. Estos pueden transmitir de forma inalámbrica información tal como la frecuencia cardíaca, la actividad cerebral, la temperatura e hidratación del cuerpo, la presión arterial, la glucosa, etc.

Además, los sensores biométricos están cada vez más presentes en productos de consumo tales como peines, maquinas de afeitar, cepillos de dientes, colchones, asientos, sillones, escritorios, etc. Y aunque no permanecen adheridos al cuerpo en todo momento, pueden recopilar datos biológicos de los usuarios a intervalos regulares.

→ Internos: generalmente se trata de dispositivos médicos que incluyen marcapasos, implantes cocleares, páncreas artificial y píldoras digitales que se ingieren para monitorear o controlar determinados aspectos de la salud.

→ Fusionados: se trata de una tecnología en etapa experimental que integra la informática con el cuerpo humano a través de implantes cerebrales con el objetivo de aumentar las capacidades cognitivas de personas sanas con la ayuda de computadoras.

Lo que nos cuentan los datos en la oficina

A medida que pase el tiempo, los avances en la tecnología y la conectividad de Internet permitirán que las redes de IoT e IoB se integren cada vez más. Sin embargo, el principal desafío será conferir significado a los datos. ¿Qué nos dice toda la información que se recopila? ¿Estamos estresados? ¿Padecemos enfermedades cardiovasculares?  ¿Tenemos hambre o sed? ¿Las condiciones ambientales no son lo suficientemente  cómodas?

Existen estudios científicos que relacionan ciertos datos biométricos –frecuencia cardíaca, transpiración,  humedad y  temperatura de la piel, dirección de la mirada, ondas cerebrales, etc.– con la dificultad de la tarea, el estrés y su impacto en las funciones cognitivas[5]. Por ende, una vez identificado el estado de la persona a través del análisis de la información recopilada, se podría inferir si el trabajador está concentrado en un trabajo intenso, relajado, estresado o frustrado.

Entonces, los sistemas inteligentes de la oficina conectados a los dispositivos de IoB de los ocupantes podrían implementar cambios en las condiciones ambientales en tiempo real para mejorar su estado o, en su defecto, instarlos a asumir una conducta más productiva para su bienestar tal como levantarse para dar una caminata, rehidratarse o descansar unos minutos.

Los sensores podrían estar incluidos en el mobiliario o las herramientas de trabajo (escritorio, teclado, asientos, etc.) para registrar los cambios fisiológicos que se producen a lo largo de la jornada. Por ejemplo, los trabajadores del conocimiento podrían beneficiarse de un mouse que detecta el estrés a través de la presión ejercida sobre él por medio de bioensores, e informar al usuario la necesidad de tomarse un descanso.

Las aplicaciones que pueden tener los sensores biométricos en la oficina son muy variadas, pero están mayormente asociadas a los programas de bienestar para los empleados. La discreción de estos dispositivos permite el registro ubicuo de datos sobre el estado físico de las personas y, al estar en contacto directo con el cuerpo, proporcionan una imagen más real de la condición del plantel que los clásicos indicadores autoinformados[6].

Sin embargo, más allá del optimismo sobre los beneficios que IoB puede reportar al mundo del trabajo, hay que tomar ciertas precauciones. Algunos estudios han demostrado que el seguimiento constante de la actividad biométrica puede aumentar la ansiedad de los usuarios y empeorar condiciones tales como el insomnio, la ansiedad o el estrés. Además, los empleados podrían percibir esta tecnología como intrusiva provocando un efecto contrario al que se busca lograr. La privacidad y seguridad de los datos también deberán abordarse con rigurosidad para evitar posibles contingencias.

No obstante, tal vez sea solo una cuestión de tiempo hasta que IoB se transforme en una parte del escenario cotidiano de la oficina hasta hacerse indistinguible de ella. Uno que permitirá correlacionar las condiciones del entorno con nuestras necesidades fisiológicas y psicológicas en tiempo real, y sin que apenas lo notemos.

 

[1]       WORLD ECONOMIC FORUM (2020): “Shaping the Future of the Internet of Bodies: New challenges of technology governance”.

[2]       LEE, M. et al. (2020): “The Internet of Bodies: opportunities, risks and governance”. Rand Corporation.

[3]       ORDÓÑEZ, J. L. (2016): “Dispositivos y tecnologías wearables”.

[4]       MATWYSHYN, A. M. (2019): “The Internet of Bodies”. Wm. & Mary L. Rev. 77.

[5]       HAWORTH (2016): “Enabling the Organic Workspace: Emerging Technologies that Focus on People, Not Just Space”.

[6]       MALTSEVA, K. (2020): “Wearables in the workplace: The brave new world of employee engagement”. Business Horizons.

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