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Tecnología Para El Bienestar

Hoy, el paradigma del bienestar relacionado con la tecnología está cambiando impulsado por dos grandes motores: el enorme crecimiento del consumo de los dispositivos personales que permiten la medición de datos biométricos en tiempo real y los rápidos avances de la Inteligencia Artificial. Esto ha permitido el desarrollo de nuevas soluciones orientadas a adaptar el espacio de forma autónoma, regular los sistemas de control ambiental y comunicarse con los usuarios para lograr más confort y entornos más saludables.

Con el avance de una tecnología cada vez más ubicua, los sensores que recogen datos, generan información y notifican sobre el estado de los sistemas sobre los que están aplicados se han multiplicado. Gracias a que permiten tender un puente entre los mundos físico y virtual activando respuestas frente a cambios ambientales, su uso se ha extendido a una innumerable cantidad de  tecnologías y sectores: desde monitorear los desplazamientos de las personas y controlar la iluminación o la presencia de humo en el ambiente hasta detectar las bioseñales[1] que revelan el estado físico y emocional de las personas, realizar el seguimiento de su postura corporal, el movimiento de los ojos, la expresión e, incluso, la temperatura facial[2].

Empresas tales como Google ya recopilan datos cuantitativos y cualitativos sobre la experiencia de los empleados para ayudar a medir el impacto que produce el espacio de trabajo sobre el personal a través de ‘beacons’, chips y sensores[3]. También se están comenzando a utilizar algoritmos de análisis que bucean en los datos emergentes de las plataformas de colaboración, los correos electrónicos, la mensajería instantánea, etc., en busca de palabras clave (incluso emoticones) para precisar cómo perciben las personas su entorno de trabajo y así poder hacer modificaciones en tiempo real.

Esta tecnología al servicio del bienestar de los empleados ya está comenzando a hacerse realidad en una cantidad de iniciativas. Hoy existen sistemas que utilizan IA para controlar la calidad del aire, la luz y el agua, y que ayudan a mejorar el bienestar y la salud cognitiva. El próximo paso en la tecnología del bienestar será integrar estos sistemas en el entramado de los lugares de trabajo hasta hacerlos invisibles.

Pero a medida que crezca la innovación en tecnología del bienestar gracias a las grandes plataformas de datos, el análisis predictivo será una realidad posible. Se ha abierto una gran oportunidad para recolectar una enorme cantidad de información sobre el comportamiento de las personas que puede ayudar a las organizaciones a calibrar en qué medida se puede mejorar el bienestar y el desempeño en el lugar de trabajo.

Regulando el entorno

La tecnología no solo ha cambiado cómo, cuándo y dónde trabajamos. Hoy, la Inteligencia Artificial nos ayuda a crear lugares de trabajo donde las personas se pueden desempeñar de manera más eficiente y cómoda gracias a una red de sensores que miden variables ambientales tales como la temperatura, la iluminación, la humedad y la concentración de C02, y almacenan los datos en una plataforma en La Nube. Luego, un software de autoaprendizaje analiza todos estos datos para satisfacer las necesidades de los ocupantes en tiempo real. La iluminación y la temperatura, por ejemplo, se pueden ajustar de forma automática de acuerdo con la hora del día y el grado de ocupación. Utilizando el análisis predictivo, el sistema podría anticipar las necesidades de los usuarios relacionadas con la temperatura, la ventilación, la iluminación, etc., a fin de proporcionarles una experiencia más personalizada y eficiente.

Si bien es verdad que estos sistemas se vienen utilizando desde hace tiempo, lo cierto es que la reducción del costo de estas tecnologías de gestión integrada de edificios basadas en La Nube hará que  estos desarrollos sean más asequibles en el futuro.[4]

Muchos de los productos y desarrollos que están apareciendo y otros que veremos en los próximos años se enfocarán en cómo mejorar el bienestar integrando la tecnología dentro de los lugares de trabajo.

 

KETRA
La empresa KETRA, con base en Austin, Texas, desarrolló un microchip que regula el flujo de electricidad de las fuentes LED mejorando su rendimiento y dándole el mismo rango dinámico que la luz natural.

Ketra diseñó un módulo en el que la mayor parte de los LED producen luz mientras que otros la reciben y envían la información que han recopilado al chip del controlador. Si hay algún cambio, el chip ajusta la frecuencia de la corriente eléctrica que alimenta a los emisores LED. El efecto de este circuito cerrado de realimentación es que el chip puede corregir el módulo LED y mantener un nivel de luz y una temperatura de color consistentes. También puede atenuar la temperatura del color, desde los 10.000K hasta los 1.400K, lo que permite producir una luz cálida y sin parpadeos.

Con un poco de programación, el sistema puede realizar un ‘espectáculo circadiano’ que imita las cualidades dinámicas de la luz natural a lo largo del día. KETRA también equipó el chip del controlador con capacidades de radiofrecuencia, lo que le permite hablar con otros módulos y controlarlo de forma inalámbrica.

https://www.ketra.com/

 

NAAVA
La finlandesa NAAVA es líder en purificación biológica del aire interior a través de sus muros verdes inteligentes. Los módulos, que funcionan como un purificador de aire natural, utilizan plantas a través de las cuales circula el aire. Cuentan con una variedad de sensores y un sistema de IA que permite limpiar el aire de químicos, moho y partículas con una eficiencia sin paralelos al mismo tiempo que ajusta la humedad para que sea óptima.

Estos muros verdes están inspirados en investigaciones de la NASA sobre la capacidad de ciertas plantas para purificar el aire en espacios cerrados. Aunque las plantas son el elemento más llamativo, el sistema cuenta con una gran tecnología de purificación. Cada módulo cuenta con un sistema de circulación de aire, un sistema de riego y un sistema de iluminación guiados por un componente de IA que realiza el control en tiempo real en función de los datos transmitidos por los sensores. Esto asegura que la pared verde inteligente tenga una eficiencia óptima.

Estudios realizados en la Eastern University of Finland han demostrado que la tecnología de NAAVA es 100 veces más eficiente que un muro verde convencional.

https://www.naava.io/

Dispositivos personales

Los seres humanos producimos bioseñales que pueden ser capturadas y utilizadas por biosensores para revelar una serie de características personales en tiempo real tales como el estado físico, emocional y cognitivo. Estos productos incluyen relojes inteligentes, sensores de pulsera, indumentaria, etc., que permiten rastrear continuamente variables tales como la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal, la transpiración, la actividad cerebral, el nivel de glucosa en la sangre, los niveles de oxígeno, etc.[5] Son los ubicuos wearables, sector que ha crecido enormemente en los últimos tiempos, especialmente a partir de la llegada del Apple Watch al mercado de consumo en 2015.

Entre sus muchas aplicaciones posibles, los wearables también pueden ayudar a mejorar las condiciones de trabajo; unas de las aplicaciones más extendidas en la oficina son aquellas asociadas a programas de bienestar para los empleados. La idea se basa en distribuir dispositivos que estimulen la actividad física a fin de mejorar y mantener la salud y el bienestar entre el plantel.

Pero si ampliamos su rango de utilización, la integración de los datos biométricos con la información proveniente de los sensores del edificio puede ayudar a ampliar los límites de este tipo de dispositivo para crear un espacio de trabajo más confortable, adaptado de acuerdo con las necesidades individuales de bienestar y confort[6].

Conociendo los datos biométricos individuales, un sistema inteligente podría establecer un perfil para cada usuario y medir los cambios físicos para correlacionarlos con distintos estados: estrés, concentración, etc. Usados en combinación con la información proveniente del espacio físico (ocupación, temperatura, iluminación, etc.), estos datos servirían para acomodar las condiciones ambientales de acuerdo con la actividad del usuario.

No obstante, como toda tecnología emergente, presenta algunas zonas grises que merecen ser tenidas en cuenta, entre las cuales la intrusión en la esfera personal y la preservación de la privacidad de los datos de los usuarios parecen ser las más sensibles.

Alentando el bienestar

Para mejorar los hábitos en la oficina y alentar el bienestar personal, a veces es necesario cambiar algunos comportamientos y la tecnología también puede ser una aliada en este terreno a través de distintas intervenciones:

La tecnología informática persuasiva. Se trata de un sistema informático, dispositivo o aplicación  diseñado para cambiar la actitud o el comportamiento de las personas de una manera predeterminada. Mensajes de motivación o sugerencias just-in-time’ entregados a través de una amplia variedad de dispositivos tales como la computadora, una tablet o el smartphone pueden producir un impacto duradero, tal vez porque los cambios pueden ser llevados a cabo lentamente y de manera sostenible en la práctica diaria.[7]

Estas notificaciones pueden apoyar actividades para mejorar el rendimiento y el bienestar de las personas basadas en sus datos biométricos entregando alertas para hacer pausas, hidratarse, caminar, hacer meditación, yoga o ejercicios de respiración. Si el sistema cuenta con un biosensor que entrega datos sobre el estado de atención de la persona junto con la agenda personal e información de GPS, por ejemplo, las notificaciones se adaptan en función del horario, enviando sugerencias relevantes en el momento más propicio.[8]

Recompensas con reconocimiento social. Se pueden implementar a fin de orientar un comportamiento o una actitud previamente establecidos. Pueden incluir una plataforma de datos unificada basada en datos biométricos personales para el seguimiento de determinadas variables y que incluya las redes sociales.

Por ejemplo, una herramienta simple puede medir la actividad física diaria de los colaboradores a través de un podómetro (dispositivo electrónico que cuenta cada paso que una persona realiza al detectar el movimiento) y ofrecer una recompensa por el logro de una meta personal. Si varias personas están conectadas a la red de la aplicación, el incentivo social puede convertirse en una herramienta capaz de amplificar eficazmente la motivación y el cambio de comportamiento, proporcionando un motivo más para alcanzar las metas propuestas en base al deseo humano de competir y ser mejores.

Pero, ¿puede la tecnología cambiar el comportamiento? En general, para que un cambio de comportamiento sea efectivo es necesario hacer las intervenciones correctas en el momento adecuado. En el caso de las herramientas basadas en las comunicaciones y los incentivos, el resultado está muy influenciado por factores asociados con el entorno o con situaciones del momento. Pero hay otras opciones.

La ‘teoría del empujón’ (Nudge, en inglés) enunciada por Richard Thaler, propone pequeñas intervenciones cuyas áreas de aplicación son múltiples, partiendo de la relevancia que tienen los límites de la racionalidad, los sesgos cognitivos y las normas sociales en la toma de decisiones de las personas. De esta forma se busca modificar el comportamiento de una manera predecible sin eliminar ninguna alternativa, simplemente cambiando la forma de presentar las posibles opciones al momento de tomar una decisión.  El objetivo es facilitar información útil para generar autoconciencia en pos del bienestar individual y grupal.

En el campo de la promoción de la salud y el bienestar en el lugar de trabajo, las aplicaciones basadas en Nudge pueden, por ejemplo, ayudar a los usuarios a elegir opciones de alimentos más saludables en comedores o máquinas expendedoras, alentar la actividad física, etc.

 

HUMU
La start-up HUMU, creada por tres ex empleados de Google, es la primera compañía que busca cambiar el comportamiento de las personas a través de un ‘motor de Nudge’ basado en IA y Machine Learning. De esta forma, HUMU aprende y, con el tiempo, adapta el contenido y las técnicas de los mensajes que entrega a los empleados para mejorar su desempeño y bienestar de acuerdo con la respuesta. Los mensajes son simples y fáciles de entender, y están diseñados para agregar valor de una manera específica.

Utilizando Inteligencia Artificial, busca identificar a través de encuestas a los empleados cuáles son los cambios de comportamiento que probablemente tengan mayor impacto en la felicidad de la fuerza laboral. Luego utiliza correos electrónicos y mensajes de texto para ’empujar’ a los empleados individuales hacia pequeñas acciones que promuevan el objetivo más amplio.

Google ha utilizado este enfoque para animar a los empleados a ahorrar más, a desperdiciar menos alimentos en la cafetería y a optar por snaks más saludables.

https://humu.com/

 

Tecnoestrés, el lado b

El uso intensivo de la tecnología que ha hecho posible la flexibilización laboral y que permite mejorar el bienestar de las personas también tiene su lado B. Los cambios en las características del propio trabajo, la transformación de las relaciones interpersonales, la hiperinformación, el desvanecimiento del límite entre la vida personal y laboral invadiendo los momentos de descanso, son algunas de las causas que ocasionan un aumento de la sobrecarga y el estrés. Hoy, este estrés se ha convertido en un fenómeno mucho más extendido que está empezando a recibir cada vez mayor atención y que ya tiene nombre propio: tecnoestrés.

Las mismas tecnologías que nos ayudan a mejorar la eficiencia y la productividad en el trabajo han llegado con un costo: la presión de estar constantemente disponibles, conectados y sobreinformados. Esto aumenta el riesgo de sufrir estrés laboral relacionado con los efectos psicosociales negativos del uso de las TIC.

Un reciente estudio publicado en Suecia[9] consigna que el suministro de tecnología inalámbrica por parte de la organización puede aumentar la presión del trabajador sobre la disponibilidad. Los empleados pueden sentirse obligados a utilizar los dispositivos (independientemente de si la presión es real o no) lo cual alienta la presencia online fuera de las horas de trabajo.

Este problema ha llegado a ser tan importante que, en países como Francia, se reglamentó el uso de las herramientas digitales fuera del horario de trabajo y durante los fines de semana, responsabilizando a ambas partes (empleado y empleador) de su cumplimiento efectivo. Es uno de los primeros reconocimientos oficiales del tecnoestrés como un riesgo laboral.

La implementación de medidas preventivas podría ayudar a reducir el riesgo de tecnoestrés entre los trabajadores al mismo tiempo que aprovechan los beneficios que se derivan de su uso.

Referencias:

BROD, C. (1984): “Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution”.

CHATTERJEE, S. et al. (2009): “Healthy Living with Persuasive Technologies: Framework, Issues, and Challenges”. Journal of the American Medical Informatics Association, Volume 16, Number 2.

CUSHMAN & WAKEFIELD (2017): “Well Workplace”.

ERICSSON (2015): “Mobility Report: on the Pulse of the Networked Society”.

EUROPEAN AGENCY FOR SAFETY AND HEALTH AT WORK (2017): “Monitoring technology: The 21st century’s pursuit of well-being?”.

HAWORTH (2016): “Enabling the Organic Workspace: Emerging Technologies that Focus on People, Not Just Space”.

IHS ELECTRONICS & MEDIA (2013): “Wearable Technology: Market Assessment”.

JONES LANG LASALLE (2013): “The Changing Face of Smart Buildings”.

NINAUS, K. et al. (2015): “Benefits and stressors: Perceived effects of ICT use on employee health and work stress”.  International Journal of Qualitative Studies on Health and Wellbeing.

ORDÓÑEZ, J. L. (2016): “Dispositivos y tecnologías wearables”.

SWAMINATHAN, K.S. “Tostadoras, frigoríficos e Internet de las cosas“. Accenture.

SWAN, M. (2012): “Sensor Mania! The Internet of Things, Wearable Computing, Objective Metrics, and the Quantified Self 2.0”.

[1]  Según el diccionario de la Real Academia de Ingeniería de España, una bioseñal es cualquier variable biomédica observada en el tiempo o señal producida por los tejidos vivos.

[2] SWAMINATHAN, K.S. “Tostadoras, frigoríficos e Internet de las cosas“. Accenture.

[3] CUSHMAN & WAKEFIELD (2017): “Well Workplace”.

[4] JONES LANG LASALLE (2013): “The Changing Face of Smart Buildings”.

[5] EUROPEAN AGENCY FOR SAFETY AND HEALTH AT WORK (2017): “Monitoring technology: The 21st century’s pursuit of well-being?”.

[6] HAWORTH (2016): “Enabling the Organic Workspace: Emerging Technologies that Focus on People, Not Just Space”.

[7] CHATTERJEE, S. et al. (2009): “Healthy Living with Persuasive Technologies: Framework, Issues, and Challenges”. Journal of the American Medical Informatics Association, Volume 16, Number 2.

[8]SWAN, M. (2012): “Sensor Mania! The Internet of Things, Wearable Computing, Objective Metrics, and the Quantified Self 2.0”.

[9] NINAUS, K. et al. (2015): “Benefits and stressors: Perceived effects of ICT use on employee health and work stress“.  International Journal of Qualitative Studies on Health and Wellbeing.

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